Entrevista a JACINTO
BENAVENTE.
La entrevista realizada
por El Caballero Audaz en la revista
ilustrada La Esfera, la cual fue
fundada en 1914, a Jacinto Benavente fue por primera vez una entrevista
literaria.
Este tipo de revistas se
diferenciaban de las demás por su alto contenido en ilustraciones, que a veces podían
llegar a ocupar hasta dos páginas y se preocupaba en exceso por la actualidad.
Estaban más enfocadas a los poemas y entrevistas literarias a autores o
artistas de la talla de Jacinto Benavente o Pío Baroja.
Benavente es
el elegido en esta entrevista, las
entrevistas se deben hacer a personajes públicos e interesantes. Benavente fue
un dramaturgo de finales del S.XIX, obtuvo el premio nobel en la década de los
20, por sus exitosas obras como Los intereses creados, Crispín y Leandro o La malquerida.
La entrevista
a Jacinto Benavente comienza con un inicio atípico describiendo el lugar dónde
se encuentran el entrevistador y el entrevistado, resaltando una figura de “un
enorme tigre disecado que había delante del sofá”. Seguidamente comienza
describiendo al entrevistado físicamente, que aunque todos conociesen su
físico, parecía de mucha importancia resaltar que sus pequeños ojos negros, los
cuales, siempre se pensaron que tenían una mirada muy desafiante, y, por el
contrario, su mirada era huidiza. Sus palabras iban al compás de sus
aristocráticos gestos, siempre entre dejando ver su humildad.
Llega el
momento de iniciar con lo que la gente, por general entiende por entrevista. El
Caballero Audaz, formula las preguntas siguiendo un orden cronológico, por lo
que al inicio de la entrevista, ya descubrimos la gran afición de Jacinto
Benavente al teatro desde que era un niño. A medida que va avanzando la
conversación, una parte muy resaltable, es el hecho de que no acuda a los
ensayos de sus obras porque dice que suele encontrar más fallos de los que
realmente hay o que no consigue emocionarse, ya que conoce la obra la
perfección.
Lo que
resaltaría que ésta entrevista en concreto, es una entrevista novedosa, es
cuando el entrevistador ofende al dramaturgo al decirle que no parece que se
interese mucho por la creación de sus obras, pero Jacinto, como buen
intelectual, supo salir del paso bastante bien.
Cada vez más
y más las preguntas se inclinan hacia el terreno personal, hasta llegarle,
incluso, a preguntar sobre cuánto cobra, pregunta que Jacinto no responde con
cifras exactas, pero que parece que la idea que da el entrevistador se asemeja
bastante a la de la época.
Para
finalizar la entrevista literaria, aparte de añadir una humorística anécdota de
su cocinera, también se reafirma como claro germanófilo, desde y para siempre,
sin tener en cuenta las críticas.
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