Manuel Chaves Nogales fue un gran escritor y periodista. Nacido en la ciudad de Sevilla en 1897, hijo del periodista Manuel Chaves Rey al que acompañaba desde muy joven a las redacciones de los periódicos donde trabajaba, con el que aprendió el oficio y el que le provocó la pasión por los toros. Amante de la libertad en los años 30 de España, atrae a muchos lectores deseosos de conocer los tiempos que le tocaron vivir. El amor al oficio informativo persistió hasta su muerte en 1994 en Londres, donde estaba exiliado por su pasado republicano, tras haber realizado numerosos artículos, relatos reportajes, columnas, etc. que fueron publicados en varios periódicos españoles de la época.
Chaves Nogales fue un importante cronista de los grandes acontecimientos de la primera mitad del siglo XX, trazando un fiel retrato de las guerras y revoluciones vividas. A partir de 1918 durante tres años fue redactor del Noticiero Sevillano y la noche. En 1920 lanzó su primer libro: Narraciones maravillosas y biografías ejemplares de algunos grandes hombres humildes y desconocidos. Siete años después se le otorgó el premio Mariano de Cavia, con el reportaje La llegada de Ruth Elder a Madrid. Entre la década de 1927 y 1937 alcanza su mayor auge, convirtiéndose en 1931 en director de Ahora. Próximo a Manuel Azaña, de quien Chaves fue políticamente partidario.
Al estallar la guerra civil en España, se puso al servicio de la República. Sus ideales eran muy firmes y claros, como demostraban numerosos editoriales suyos. Durante la Dictadura de Primo de Rivera fue redactor en Madrid de los periódicos Heraldo de Madrid (donde llegó a ser redactor jefe), Ahora y Estampa. Estuvo presente en los acontecimientos más destacados de la Segunda República. Tuvo que salir de España por haber defendido expresamente, desde un periódico de centro, a la República legítimamente instaurada. Conoció la realidad europea en sus viajes por distintos países, especialmente Francia, Alemania, Italia y Rusia.
En cuanto a sus intereses informativos, destacan dos grandes fuerzas motoras de gran parte de las conmociones sufridas por Europa en la primera mitad del siglo XX: la revolución rusa y sus consecuencias y la presencia en el panorama europeo del nazismo y el fascismo, que el periodista veía como expresión de un mismo talante antidemocrático, tendencias de signo opuesto pero hijas de un mismo sentir totalitario, implacable y destructor. Pero esto, presentido, analizado y desmenuzado en rotundos reportajes, crónicas, columnas y artículos publicados entre algo más de dos décadas (los años veinte y treinta) y en el momento en que los hechos ocurrían, no deja de tener un mérito digno de atención.
De sus obras que se conservan se pueden destacar: Juan Belmonte, matador de toros; su vida y sus hazañas, A sangre y fuego. Héroes, Bestias y Mártires de España, El maestro Juan Martínez que estaba allí, La agonía de Francia, La ciudad, Narraciones Maravillosas y biografías ejemplares de algunos grandes hombres humildes y desconocidos, La vuelta a Europa en avión. Un pequeño burgués en la Rusia roja, La bolchevique enamorada, Lo que ha quedado del Imperio de los Zares, La defensa de Madrid.
No hay comentarios:
Publicar un comentario